El arte de Creta

Máscara funeraria de Agamenón (Museo Arqueológico Nacional de Atenas)  Puerta de los Leones de Micenas Para la civilización griega, que se desarrolla entre los siglos VIII y II a.C., la belleza radica en la armonía nacida de la aplicación de las medidas y proporciones, conforme a unos criterios racionales que tienen su raíz en la naturaleza: el cuerpo humano es el fundamento esencial de toda belleza. Las claves del arte griego son, por tanto, el racionalismo en la medida y la proporción, y el idealismo en las formas y en el contenido expresivo.

El arte griego, que introduce las formas y conceptos estéticos que habrán de predominar en todo el arte occidental, se inspiró en las realizaciones artísticas de una civilización anterior y muy cercana: la cretomicénica. A menudo, por haberse convertido en punto de referencia para el estudio de la historia del arte occidental, el arte griego es conocido sólo en el equilibrio perfecto que alcanzó con el estilo clásico, olvidando las diferentes fases que marcan su evolución, desde un lenguaje arcaico, de formas toscas, hasta la plenitud helenística y la incorporación de elementos orientales tras la efímera expansión imperial de Alejandro Magno.

La brillante civilización egea nació en la isla de Creta hacia el 3000 a.C., favorecida por su privilegiada situación en las rutas comerciales del Mediterráneo. Alcanza su máximo esplendor hacia el 2000 a.C., con el arte cretense o minoico, y sobrevive hasta el 1500 a.C., cuando los aqueos invaden la isla vecina y asimilan su cultura. Conocerá un segundo momento de esplendor, correspondiente al arte micénico, que se extenderá hasta el año 1100 a.C., en que desaparece destruida por las invasiones dorias.

La arquitectura

La arquitectura cretomicénica está representada fundamentalmente por los palacios cretenses y por las diversas construcciones micénicas de carácter militar defensivo, urbano y funerario.

Los edificios cretenses más significativos son los palacios de Phaistos, Hagia Tríada y Cnossos (siglo XVII a.C.), verdadero laberinto de estancias y corredores alrededor de un gran patio rectangular. Son construcciones adinteladas, caracterizadas por la utilización de pilares cuadrados o columnas, en los que destaca el fuste liso en forma de tronco de cono invertido pintado en rojo o con dibujos en zig-zag.

Típicas de la época micénica son las murallas ciclópeas con grandes entradas monumentales, como la Puerta de los Leones de Micenas. No obstante, las construcciones más características de la arquitectura micénica son los monumentos funerarios, como el Tesoro de Atreo de Micenas, formados por un corredor y una cámara funeraria de forma circular destinada al culto y otra adyacente, más pequeña y de planta cuadrada para albergar el cuerpo del difunto.

La escultura

La escultura cretense está representada sobre todo por las bellas estatuillas de sacerdotisas, hechas de marfil, alabastro y oro, así como por un magnífico rython, vaso ritual en esteatita en forma de cabeza de toro. Extraordinarios son también los tesoros hallados en las tumbas micénicas, en particular las bellísimas máscaras funerarias de oro que reproducen con fidelidad las facciones de los cadáveres reales. Destaca principalmente la Máscara de Agamenón(Museo Arqueológico Nacional, Atenas).

La pintura

Los frescos del palacio de Cnossos dan una visión muy representativa y pormenorizada de la cultura egea. Son obras de exquisita armonía cromática, caracterizadas por el profundo sentido del movimiento y la representación de perfil de la figura humana. Estas mismas virtudes se hallan en la bellísima cerámica de Kamarés, decorada con motivos vegetales y geométricos, y también con animales marinos, como delfines y pulpos. Fuente bibliográfica: Gran Enciclopedia Interactiva © 2011 EDITORIAL OCEANO