Civismo, o educación cívica, es la forma de conducta adecuada a un ciudadano, el que habita en una ciudad junto a otros muchos ciudadanos.
Un ciudadano es consciente de que lo es cuando su conducta admite que existen otros ciudadanos en su entorno y se adapta al conjunto de normas que hacen posible la convivencia. El civismo es necesario para que pueda subsistir toda sociedad organizada.
Tras el descubrimiento de la agricultura, las primitivas sociedades dieron paso progresivamente a formas de organización estables, que trajo consigo el sedentarismo y la creación de núcleos importantes de población y grandes ciudades. Al mismo tiempo, fueron apareciendo instituciones políticas, administrativas, comerciales y religiosas cada vez mas complejas, junto a una serie de valores sociales y materiales que permitieron hablar finalmente de civilización. Civilización fue, pues, a partir de entonces, un modo de organización social que pasó a ser cívica y municipal en la medida en que se hizo mas necesaria que nunca la cooperación y ayuda entre los humanos en la lucha por la existencia y por la adaptación al entorno. El civismo implica un cierto grado de abstracción, hacer algo por respeto a los demás, en general, y no sólo por respeto a una persona concrete que conozco, y que puede ser mi amigo o un familiar, o por obediencia a un líder o a un superior. Por ello el civismo está ligado a un paso fundamental en el progreso de la humanidad.
